Ya hace algunos años, han ido tomando fuerza por el mundo los conceptos de fast y slow fashion. Para entender mejor el concepto slow, (que trabaja nuestra marca) te contaremos primero, la definición de fastfashion.
El fastfashion es la moda rápida. El vestuario generalmente “a la moda”, ofrecido por grandes cadenas de RETAIL, tanto las nacionales de cada país como las cadenas de renombre mundial. Esta moda rápida en general es de costo bajísimo y súper asequible, rotando constantemente reposiciones de stock en tiempo record, o apareciendo “nuevas colecciones” en solo semanas, las prendas son de calidad mediocre o baja, que duran promedio solo una temporada y que el consumidor por gusto, por la baja calidad y por el bajo precio, desecha rápidamente.
Sin embargo, detrás de esta rapidez y precios super rebajados, se esconde una realidad poco amorosa. Tal como innumerables publicaciones, libros, reportajes y documentales han expuesto hoy en día... El FAST FASHION es explotación laboral y mega contaminación para el planeta. Detrás de los precios bajos hay sueldos míseros para trabajadores y condiciones laborales paupérrimas. En casos extremos, no tan poco comunes, incluso, encontramos trabajo infantil, y algunos casos menos frecuentes, pero terriblemente impactantes, de esclavitud.
¿Dónde sucede todo esto?
EL LABORATORIO DEL FAST FASHION
Principalmente en el continente asiático… te suena made in Bangladesh, India, o Vietnam? Este es el centro de producción del fast fashion y no por casualidad. La poca regulación en leyes laborales de las autoridades, junto con los sueldos miserables permitidos, e incluso fábricas clandestinas, lo han hecho el paraíso de las grandes cadenas, vendiendo prendas a $5.990 a costa de ilegalidades y abusos.
Lamentablemente por más expuesta que esté la situación en el presente, sigue existiendo una pésima legislación y nula fiscalización. Por otro lado, las grandes marcas lavan su imagen y hacen potentes campañas verdes o greenwashing escondiendo la realidad del impacto de su producción.
Desde la mirada ecológica, encontramos que la industria del vestuario es la segunda más contaminante a nivel mundial, solo después que la del petróleo. Impactando zonas naturales, aguas, humanos, atmosfera y fauna. Las gigantescas plantaciones de algodón llenas de pesticidas, tinturas, cascadas de productos químicos contaminando las aguas de ríos, lagos y mares, emisiones tóxicas liberadas a la atmosfera son eventos que ocurren principalmente en los mismos países que son sacrificados de manera humana. Existen zonas de sacrificio donde la población está repleta de enfermedades, cánceres terminales, malformaciones, etc. debido a la potente contaminación de la industria del vestuario cercana a sus hogares.
Para terminar de resumir el impacto de la industria del fastfashion, ponemos en la palestra el actual desastre ambiental que continúa activo y creciendo en el desierto de Atacama en nuestro país. El vertedero del fast fashion al parecer ha llegado a Chile, incluyendo nuestro desierto, como una zona más, sacrificada en pro de un MODELO DE NEGOCIO INSOSTENIBLE y NOCIVO en todas sus formas.
Intentamos resumir lo más posible la información, buscando visibilizar e informar sobre lo que realmente significa adquirir vestuario de este modelo de negocio.
Y entonces, como consecuencia de esta realidad, aparece el concepto opuesto, el slowfashion, si bien es algo que siempre ha existido, hoy es un concepto que toma fuerza dado el momento de la historia en que nos encontramos. Momento en el cual lamentablemente hay que darle batalla al fastfashion y ejecutar cambios tanto en la industria como en la consciencia del consumidor, que es quien finalmente permite que la industria perdure.
SLOWFASHION significa literal moda lenta.
Es una forma de pensar, una forma de concebir la moda desde un quehacer consciente, ético y respetuoso con el medio ambiente, los trabajadores y los consumidores. Todo lo opuesto al fastfashion. El slow fashion a grandes rasgos, se trata de producir en cantidades pequeñas, crear prendas duraderas, retribuir de manera justa y en condiciones óptimas a las manos que fabrican las prendas. Buscar la sustentabilidad en el packaging, mermas o sobrantes y a través de toda la producción y acciones relacionadas a la creación y comercialización de las prendas.
La moda slowfashion lamentablemente, hoy es solo un concepto. De a poco aparecen regulaciones y certificaciones para avalar las buenas prácticas, pero aún queda mucho por hacer. Esperemos que la visibilización de las acciones y consecuencias del fastfashion ayuden a concientizar cada vez a más personas, hasta que el fast sea un modelo obsoleto y el slow con todo lo que conlleva, sea el modelo predominante en el mundo.
El slowfashion es tan necesario como para el planeta, como para la humanidad.
Desde esta perspectiva, en Mágika creemos que el principal desafío actual, es educar al consumidor, para que cuestione y se pregunte ¿QUÉ ES LO QUE ESTOY COMPRANDO?. Tal como hoy, ya muchas personas analizan el etiquetado de los alimentos que compran, es necesario hacer una radiografía a la ropa que adquirimos y cuestionarnos...¿Quién la hizo?¿Cuál es la procedencia? En el fondo es preguntarse ¿Se fabricó de manera ética? ¿Ecológica?
¡La tarea es de todos y el ciclo completo lo cierras tú!
Desde ahora, entonces...
¡CUESTIONATE Y TOMA BUENAS DECISIONES!
En Mágika Label creamos MODA ÉTICA, desde la perspectiva del comercio justo y la ecología. Brindamos opciones de ropa de mujer atemporales y versátiles. Si buscas ropa slowfashion linda y de calidad, visita nuestra tienda online en www.magikalabel.cl, vitrinea nuestras colecciones, seguro encuentras algo que te encantará.